
En realidad, llevamos cuatro días hablando euskara, y parece que muchos están ya hartos de oirnos hacerlo. Piensan que es una lengua minoritaria que no nos lleva a ninguna parte. Está claro que sus dioptrías sociolingüísticas no les permiten ver más allá de un idioma internacionalmente mayoritario y un fonológicamente maltrecho Can yu open de dor, plis que les llena de orgullo universal. Es necesario prestar atención a las lenguas minoritarias y ver que forman parte de la identidad personal y social de una ciudadanía que exige un cuidado especial a una lengua en desarrollo.
El deporte es la manera más enérgica de gritar que la euskaldunización es una tarea longitudinal que no se puede parar. Por ello, la Korrika no para, el testigo no se cae y nunca faltan brazos que se extienden para continuar con los 2.356 kilómetros de esfuerzo para decir que ezer ez bezela maite zaitugu, gure hizkuntza ederra.
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