martes, 26 de diciembre de 2006

Agnus Dei Qui Tollis Pecata Mundi

26 de diciembre. El día después. ¿Qué tal ha ido hasta ahora? Yo tengo la sensación de que el pobre corderito cuya espaldilla, falda y pierna me zampé ayer se está vengando de mí. Tiene cojones, pero no le culpo. Pobrecito, yo haría lo mismo. Emplearía toda mi grasa y mi colesterol en retorcer el estómago del monstruo que hubiese celebrado el nacimiento de un dios con la ingesta de mi pueril cuerpo.

Por cierto, ¿Alguien me puede explicar el por qué de la tradición de comer cordero para celebrar la Navidad cristiana? Se supone que estamos celebrando el nacimiento del hijo de Dios, al que, si no me equivoco (y creo que no), se le llama Cordero de Dios (o Agnus Dei), que además quita el pecado del mundo y tiene piedad de nosotros (esto lo oí yo ayer en misa, que voy todos los años). O sea, que el hijo de Dios se apiada de ti, ¿y qué haces tú? Te lo engulles entre pecho y espalda. ¡Pero qué salvaje! A mí que me lo explique alguien. Yo creo que cada vez nos parecemos más a los de La Isla de los Famosos, que al final les daba lo mismo si se comían un plato de arroz o los bigotes de algún arácnido despistado.

1 comentario:

Subversados dijo...

Kaixo Iñaki. Bueno, no soy creyente, pero adquirí cierta cultura religiosa en mi juventud; conocimientos que tú tendrás sin duda más actualizados, y que me han traído a la memoria unas palabras del Redentor:
"Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo, que será entregado a vosotros (...)"
En cuanto al comer carne, comparto contigo que los que lo hacemos tenemos que saber lo que hacemos, hacerlo con conciencia y por tanto con responsabilidad y respeto; incluso busqué en Google, sin encontrarlo, un cartel que vi en la calle y que quería colgar en mi blog para ilustrar este tema. Sale un cerdito y el rótulo dice:
"¿Tú tienes madre? A la mía se la comieron".